Imagina una mañana fría: te preparas una taza de café caliente que te envuelve con su aroma y te despierta con el primer sorbo. Ahora, cambia la escena a una tarde de verano: lo que más apetece es un café frío, refrescante y suave, que te mantenga enérgico sin sobrecalentar el cuerpo. Aunque la elección entre café frío o caliente parece depender más del clima o el estado de ánimo, muchos se preguntan si uno es más saludable que el otro.

Café frío y café caliente: ¿Cuál es la diferencia?

Antes de adentrarnos en los beneficios para la salud, es importante entender qué diferencia al café frío del caliente más allá de la temperatura.

El café caliente, como su nombre indica, se prepara con agua caliente que extrae los compuestos del café de manera más rápida y completa. Esto da como resultado una bebida más intensa en sabor y con un mayor contenido de aceites y ácidos naturales.

El café frío, por otro lado, se elabora utilizando agua fría o a temperatura ambiente durante un período de tiempo más largo (entre 12 y 24 horas). Este proceso, conocido como “cold brew”, extrae menos ácidos y aceites, lo que da lugar a una bebida de sabor más suave y con menor acidez.

La acidez: ¿A quién beneficia más?

Uno de los aspectos más mencionados cuando se compara el café frío con el caliente es su nivel de acidez.

El café caliente tiene una acidez más alta debido al proceso de extracción con agua caliente. Para muchas personas, esta acidez puede causar molestias estomacales, reflujo o agravar problemas digestivos preexistentes.

En cambio, el café frío tiene un pH más neutro, lo que lo hace menos irritante para el estómago. Para quienes sufren de acidez o tienen un sistema digestivo más sensible, el café frío podría ser una opción más adecuada.

Sin embargo, la acidez no es perjudicial para todos y, de hecho, para algunas personas el café caliente puede ofrecer una experiencia más rica en sabor sin mayores complicaciones digestivas.

Contenido de antioxidantes: ¿Importa la temperatura?

Uno de los grandes beneficios del café es su contenido en antioxidantes, compuestos que ayudan a combatir los radicales libres en el cuerpo y que pueden ayudar a prevenir enfermedades crónicas como las cardiovasculares y ciertos tipos de cáncer. Pero, ¿la temperatura del café afecta la cantidad de antioxidantes que consumimos?

La respuesta es sí. Los estudios han demostrado que el café caliente contiene más antioxidantes que el frío. Esto se debe a que el proceso de preparación con agua caliente extrae una mayor cantidad de estos compuestos beneficiosos. En concreto, la cantidad de ácido clorogénico, un antioxidante destacado en el café, es mayor cuando la bebida se prepara caliente.

La cafeína: ¿Más frío, menos cafeína?

Otro aspecto clave es el contenido de cafeína. Generalmente, se tiende a pensar que el café frío tiene menos cafeína que el caliente, pero esto no siempre es cierto. El contenido de cafeína depende de varios factores: la proporción de café a agua, el tipo de grano y el tiempo de preparación.

El “cold brew” tiende a ser más concentrado, lo que significa que puede tener incluso más cafeína que una taza de café caliente. Sin embargo, muchas personas lo diluyen con agua o hielo, lo que puede reducir la cantidad total de cafeína consumida. En comparación, el café caliente suele tener un nivel más estándar de cafeína por taza.

Hidratación: ¿El café frío es más refrescante?

Uno de los grandes atractivos del café frío es su efecto refrescante, especialmente en los días calurosos. Muchas personas optan por el “cold brew” o un café con hielo como una alternativa más ligera y menos pesada que el café caliente. Además, al diluirse con hielo, puede parecer menos intenso, lo que lo convierte en una opción ideal para consumir más cantidad sin sentir el impacto de una taza de café tradicional.

Aunque el café, en general, tiene un leve efecto diurético, beberlo frío no necesariamente deshidrata más o menos que el caliente. En cualquier caso, si tu objetivo es mantenerte hidratado, lo mejor es complementar tu consumo de café, ya sea frío o caliente, con suficiente agua.

Entonces… ¿Frío o caliente?

Como has visto, tanto el café frío como el caliente tienen sus propios beneficios y desventajas. Si tienes problemas digestivos o prefieres una bebida refrescante y suave, el café frío puede ser tu mejor opción. Si, por otro lado, buscas maximizar los antioxidantes y disfrutas de un sabor más fuerte, el café caliente te ofrecerá lo que necesitas.

En cualquier caso, lo más importante es disfrutar del café en la forma que más te guste y hacerlo con moderación, manteniendo un equilibrio saludable.