La comunión que existe entre un café y un libro es casi perfecta. Acurrucarse en el sofá de tu casa, con un buen libro y una taza humeante de café es el plan perfecto para muchas tardes de domingo, tranquilas y relajantes. Pero si no eres de los de quedarse en casa, nada mejor que ir a una cafetería-librería, donde disfrutar de ambos placeres en un ambiente muy agradable y compartiendo con otros tus dos pasiones.

En muchas ciudades han ido surgiendo estos espacios donde se habla de literatura, se organizan conferencias, encuentros y son lugares que parece que tengan un ambiente especial, como si entraras en otro mundo, alejado del ruido y del caos que rigen la vida en la ciudad.

Las cafeterías literarias tienen una historia muy arraigada en nuestra cultura. En el siglo XIX y a principios del XX, grandes escritores españoles como Valle Inclán, Baroja, Machado o José Hierro (por citar solo unos pocos) se reunían entorno a un café y se organizaban tertulias literarias (y en algunos casos con connotaciones políticas). Ese concepto ha evolucionado hasta llegar a las actuales librerías cafeterías o cafeterías con libros.

Por ejemplo en Madrid se ha continuado esa cultura, con espacios como La Marabunta, La Fugitiva, La Infinito, Ocho y Medio, El dinosaurio todavía estaba ahí o La ciudad invisible, que organizan presentaciones de libros, talleres, recitales, lectura de poesía y sobre todo puedes sentarte en una de sus mesas, pedir un café y preguntar al camarero que te recomiende un buen libro. Los locales suelen ser de los que invitan a entrar, sentarse y tomar algo mientras ves pasar el mundo a través de sus ventanales.

Además estas cafeterías librerías cuentan con un fondo de editoriales menores y autores poco conocidos, con lo que el atractivo de descubrir un buen libro que pocos conozcan se acentúa.

En otra ciudad donde se ha animado la oferta de estos espacios es Pamplona. La Hormiga Atómica, Walden o Katakrak son ejemplo de lo que se está haciendo en esta ciudad. Todas ellas tratan de ofrecer un espacio donde relajarse, disfrutar de un buen libro y un café e incluso algo más como productos ecológicos, cervezas artesanales, comidas o cenas…

Hay muchos puntos en común entre un café y un libro para que no se complementen a la perfección. Ambos ayudan a la memoria, previenen contra la depresión, ayudan a prevenir enfermedades (el café sirve contra el Parkinson y el cáncer y un leer previene el Alzheimer) y te mantienen despiertos porque un café aumenta los niveles de alerta y un si un libro te engancha hay veces que te quedas despierto toda la noche leyendo.

Además, si los dos son buenos se te quedan grabados en la memoria y vuelves sobre ellos para disfrutarlos de nuevo y volver a sentir las sensaciones que experimentaste con ellos las primera vez.

Y ambos son para compartir. Un buen café sabe mejor si se toma bien acompañado, con una buena tertulia entre amigos por ejemplo. Un buen libro siempre quieres compartirlo con amigos y familiares para que lo disfruten igual que tú.