¿Cuántas veces hemos dicho “yo hasta que no me tomo un café no soy persona”? En muchas ocasiones, la energía que nos aporta una taza de café nos ayuda a afrontar el día y nos permite aumentar nuestra capacidad física y mental.

Uno de los beneficios del café es su capacidad para estimular el sistema nervioso. La cafeína y la teobromina nos permiten liberar endorfinas, lo cual ayuda a mejorar el estado de ánimo y a sentirnos con las baterías recargadas. Una sensación muy buena si lo que tenemos por delante es una larga jornada de trabajo.

Por ello muchos estudios consideran fundamental consumir esta bebida en la oficina, ya que ayuda a cometer menos errores y mejora el rendimiento de las personas. La cafeína aumenta la capacidad mental, la percepción, favorece la concentración y mejora la memoria a corto plazo. Una taza o dos de café (hasta tres tazas no son perjudiciales para el organismo) durante una jornada laboral intensa, por ejemplo a primera hora de la mañana y a media mañana, puede ayudar a llevarla mejor y aumentar la eficiencia y la productividad del trabajador.

También influirá el tipo de café que consumimos para obtener esos mejores resultados. Por ejemplo, un café americano suele ser el más ingerido por las mañanas en las oficinas. El capuchino, al ser más suave y dulce, se puede consumir en cualquier momento del día, a diferencia del vienés, que es ideal para después de la comida pues ayuda a hacer la digestión. Y el expreso es el mejor cuando se necesita incrementar la actividad neuronal rápidamente.

Y si esas tazas se adquieren en la oficina, los beneficios en la productividad del trabajador se incrementan. Hay estudios que señalan que el 80% de los trabajadores son más eficaces si tienen una máquina de café gratuito en la oficina, ya que encuentran en su consumo un hábito que les da un repunte extra de energía. Si tienen que salir de la oficina a comprar el café pierden tres veces más tiempo que los otros.

La vinculación entre café y rendimiento es muy elevada. Al aumentar las capacidades mentales las personas se sienten más capaces de acometer las tareas que tienen por delante, mejorando su eficacia, ya no solo en tareas intelectuales sino también en otros trabajos, como por ejemplo en la conducción. Al tomar un café, se incrementa la coordinación y la concentración, dos piezas clave para no correr riesgos al volante.

Los trabajos más físicos también obtienen una mejora de la productividad con el café. Los especialistas señalan que el efecto ergogénico de esta bebida, ya que su consumo mejora el uso y producción de energía y la recuperación de un individuo, es decir, se consigue una mayor resistencia a la hora de realizar un esfuerzo o practicar un deporte y se incrementa la sensación de poder realizarlo con menos esfuerzo y con una mayor resistencia muscular.

Como vemos, los beneficios de consumir café moderadamente pueden ayudar a incrementar la productividad de las personas, pero además es un factor beneficioso para mejorar el ambiente en la oficina. Solo oler un café recién hecho puede hacer maravillas en las personas que están de mal humor, cansadas o estresadas.

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