El café instantáneo, ese bote de polvos color tostado y con aroma a café que todos tenemos en algún armario de la cocina. Seguro que más de una vez al utilizarlo te has preguntado ¿de dónde vino la idea de crear un café que ya viene «hecho«? Y es que aunque muchos levantarán alto la cabeza con aquello de que el café soluble no es café, hoy te queremos contar su curiosa historia para que si te ves tomándolo, al menos te venga una sonrisa sabiendo el porqué de su existencia.

INSTANTES DE CAFÉ EN EL TIEMPO

La versión más antigua de la cual se tiene constancia es hacia el año 1771 en Gran Bretaña, fecha en la cual se creó la primera patente sin demasiado éxito cabe decir. En Norte América se tiene constancia de su aparición allá el año 1853, con una versión experimental de la británica en forma de tortita, que fue probada durante la guerra Civil, sin demasiado éxito tampoco.

Unos 50 años después, en 1901, un químico estadounidense de origen japonés, Satori Kato, consiguió patentar una versión de café instantáneo basándose en la idea de preparación del té. Cabe destacar que no consiguió comercializar el producto, dado que no entusiasmo en absoluto su sabor al público.

Así que pasaron casi 10 años, hasta que George Constant Louis Washington logró comprar la patente y realizando algunos cambios, lanzarlo de nuevo al mercado. El problema es que el polvo tampoco gusto esta vez, ya que lo percibía como un producto de baja calidad y con un sabor desagradable comparado con el café recién hecho.

Finalmente, allá el año 1938, la compañía Nescafé realizó una mezcla formada por los polvos del café que se venían utilizando, junto a carbohidratos solubles a partes iguales. Con ello consiguieron al fin, mejorar sustancialmente el sabor y así hacerse un hueco en las casas de todo el mundo.

Pero donde realmente el café instantáneo consiguió su gran nicho de mercado, fue entre los militares que necesitaban consumir cafeína en el campo de batalla, resultándoles de gran ayuda poder tomar café simplemente echando un par de cucharadas en una taza con agua. Como anécdota respecto a lo famoso que se hizo el producto entre las tropas durante la I Guerra Mundial, cuando salió a la venta el café instantáneo de George Washington, los soldados estadounidenses apodaron al invento como “cup of George», es decir la taza de George.

Para cuando empezó la II Guerra Mundial, el café instantáneo se había convertido en una de las bebidas más populares entre los militares, abastecidos por Nescafé y G. Washington, así como un montón de nuevas marcas que nacieron precisamente debido a la gran demanda. Era tal la cantidad de café que los militares tomaban, que durante un año entero la planta estadounidense de Nescafé se dedicó únicamente a abastecerles a ellos.

En la actualidad el café instantáneo tiene una gran demanda a nivel mundial debido a las mejoras que con el paso de los años se han ido logrando. Hoy en día podemos encontrar variedades de todos los tipo, desde capuccino, pasando por descafeinado o mocca, la industria a sabido especializarse para llegar a todo tipo de público y satisfacer su necesidad de disfrutar de café en cualquier momento y lugar. Porque si todo falla, al menos te quedará cafeína soluble.