Cine y café, café y cine son dos elementos casi inseparables. En multitud de pelis aparecen tazas humeantes de café, algunas de sus escenas están rodadas en cafeterías o los cafés son la base misma del film.

El café en el cine ha dado muchas películas de óscars, la primera de ellas la genial Casablanca, con su Rick’s Café como eje conductor de la historia. Curiosamente este lugar no existía en la ciudad, pero hace poco más de diez años, una estadounidense llegó a Casablanca para trabajar en el servicio diplomático y descubrió con sorpresa que nadie había tenido la idea de recrearlo. Así que buscó una localización, una antigua casa tradicional con un patio similar al de la película, colgó un cartel idéntico en la entrada y copio la barra. Allí cada noche suena “As time goes by”.

Como decíamos hay muchas más pelis, con óscars o sin ellos, que tienen una fantástica relación con el café. Por ejemplo, la francesa Amelie, donde la protagonista trabaja en una cafetería, Café des 2 Moulins, y que se ha convertido en uno de los sitios turísticos por excelencia de Paris.

Y es que en muchas ocasiones la aparición de un café en el cine, en una de esas pelis que triunfan en taquilla o que consigue uno de los óscars, convierte ese café en un sitio de peregrinación. Igual que ocurre con Amelie, hasta hace poco en Los Ángeles se podía tomar una tortita o un café sentados en la misma mesa que John Travolta y Samuel L. Jackson en la famosa escena de Pulp Fiction.

Otro lugar de peregrinación para los amantes del séptimo arte está en el estado de Washington, el Carver Café, un pequeño café que aparece en la saga Crepúsculo. Allí ofrecen desayunos y comidas rápidas y venden camisetas exclusivas de las pelis de esta famosa saga.

Pero aparte de lugares reales, que los fans de las pelis podemos visitar, la combinación de cine y café ha dado lugar a algunas escenas míticas. Aquí no podemos dejar de citar Desayuno con Diamantes, donde Audrey Hepburn bebe su café delante del escaparate de Tiffany’s.

Otra escena para recordar, en Tienes un mail, Meg Ryan y Tom Hanks se encuentran en un café; en Nothing Hill, Hugh Grant conoce a Julia Roberts después de tirarle un café encima; la película de Jim Jarmusch, Café y Cigarrillos transcurre entorno a conversaciones con estos dos elementos como base; y en Sospechosos Habituales, cuando el policía cae en la cuenta de la trama se escenifica con la caída de una taza de porcelana y todo el café saltando por los aires.

Así de perfecta es la combinación entre cine y café. Pero hay más, dos mexicanos han creado una franquicia que une el buen café, el cine, los libros y las bicicletas: La Borra del Café, una cafetería donde se pueden aparcar las bicis, intercambiar y comprar libros, ver cine, hacer juntas de trabajo, sentarse a hablar con amigos… y todo alrededor de una taza de café.

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