Cuando dos de los productos más consumidos en el mundo se juntan, se crea una combinación deliciosa que tiene un gran número de seguidores. Este es el caso del café moka (o moca), que une la dulzura del chocolate (un producto que el año pasado superó los 4 millones de toneladas de producción) con el sabor amargo del café (del que se vendieron 150 millones de sacos en 2014).

Similar al capuccino en su composición, un tercio de expreso, dos tercios de leche vaporizada y espuma de leche por encima, la diferencia fundamental del café moka está en el añadido del chocolate, bien en forma de jarabe o bien como chocolate en polvo instantáneo. Además, al café moka se le espolvorea canela o cacao en polvo para rematar la bebida antes de servirla.

El secreto de esta bebida tan adictiva, dicen que es una de las mejores para atraer seguidores al café, es su preparación. Para que un café moka salga perfecto, hay que calentar la leche con un poco de chocolate en polvo instantáneo y poner el resto en la taza dónde se va a servir así, cuando se mezcle todo, el sabor ganará en intensidad.

Si no tienes una cafetera con vapor para calentar la leche, lo mejor es utilizar una batidora manual para levantar un poco la leche mientras se calienta. A la vez que estamos calentando la leche, preparamos un expreso.

Una vez que lo tenemos todo listo lo mezclamos en la taza siguiendo un orden: primero el café y luego la leche, intentando que la espuma se queda arriba.

Como punto final de esa preparación, espolvorear un poco de cacao en polvo, canela o nuez moscada por encima. Si tienes buena mano y usas tu imaginación puedes dibujar figuras geométricas con lo espolvoreado. ¡Y a disfrutar!

Si te gusta frío, le puedes añadir unos cubitos de hielo y se convierte en una bebida refrescante.

Ésta bien podría ser la receta clásica, usando chocolate negro o blanco según las preferencias del consumidor. Pero como con muchas recetas con el paso del tiempo se han hecho reinterpretaciones y variaciones que, en muchos casos, enriquecen a la original. En el caso del café moca, al chocolate se le puede añadir sabores como caramelo, menta, naranja, por citar algunos, para dar un sabor único y diferente a la bebida.

Esta rica mezcla de café y chocolate recibe el nombre de moka por dos motivos relacionados. Por un lado, es el nombre de una ciudad de Yemen, que, en el siglo XV, era un importante puerto exportador del café procedente de Abisinia. Además en esta ciudad, Moka, se producía también un tipo de grano de café que recuerda al cacao. Estos granos de Moka, que fueron los primeros en comercializarse por Europa, adquirieron gran prestigio en este continente en los siglos XVI y XVII.

¿Te apetece que nos tomemos uno?