Para los que amamos el café, sabemos que no hay una hora establecida para tomarlo, que su delicioso sabor y su aroma inconfundibles, apetecen tanto de buena mañana como después de cenar. Por ello hoy en el blog hablamos sobre el café en coctels, toda una delicia para los sentidos que puedes disfrutar en cualquier momento.

La pareja ideal

Aunque el café nunca pasa de moda, es cierto que en esta última época a resurgido a lo grande gracias a chefs, baristas y productores que han sabido reenfocar la imagen del mismo, posicionandolo como lo que es, un producto muy versátil a la par que gourmet.

La mezcla de alcohol con café, aunque no es nueva, sí que está muy en auge gracias a los coctels que dan un toque mucho más sofisticado y placentero al paladar. A esto hay que añadir que los licores y el café tiene una afinidad natural, debido a que juntar las propiedades estimulantes de uno , junto a los efectos depresores del otro, se consigue un efecto de alerta y desinhibición muy agradable, sobre todo si lo compartimos en buena compañía. Y es que el alcohol y el café llevan siendo buenos amigos desde hace muchos años.

Prueba de ello es, que ya en el año 1795 los suecos mezclaban vodka y café en una receta que versa así: “Ponga una moneda en una taza. Vierta el café hasta que ya no pueda ver la moneda. Vierta el vodka hasta que se pueda ver la moneda otra vez“. Leyendo esto nos viene a la cabeza, que aunque la receta tenía café, de esa mesa debían levantarse viendo doble más que otra cosa.

Otra de las mezclas contemporáneas más conocidas a nivel mundial es el café irlandés. Según se cuenta, su inventor fue un chef que en los años 40 dio la bienvenida a unos pasajeros que habían sido desviados al aeropuerto irlandés de Foynes con café y whisky para aclarar su estado de ánimo. La bebida pareció gustar a los pasajeros y consiguió abrirse paso hacía Estados Unidos a través de Buena Vista Café de San Francisco, dónde hoy en día llegan a servir hasta 2.000 de estos chispeantes coctels.

El café en lo más alto

A la hora de realizar combinaciones que casen con el café, los barmans buscan sabores similares, es decir, que tengan amargor, dulzor o acidez. Con esto se consigue crear mezclas que casan a la perfección y dejan al cliente asombrado.

Estas mezclas no buscan emborrachar, por lo que su contenido en alcohol no suele ser elevado. La finalidad es crear una experiencia sensorial a través de los distintos aromas y sabores que ambos productos dejan. La mejor cualidad del café al respecto es su toque amargo, que consigue resaltar en mayor medida los toques dulces del licor, por lo que nos aporta una sensación deliciosa al paladar.

El café es sin duda mucho más que un producto o una moda. Es capaz de adaptarse, modernizarse y al mismo tiempo conservar toda su historia, llegando al paladar de gente de cualquier edad en cualquier parte del mundo. Seguro que ya te mueres de ganas por saborear uno.