El momento del café es una tortura para los camareros: «solo», «con leche», «bombón», «con un chorrito de licor»…, hay tantas preferencias como personas, y las comandas son, a veces, más largas que las de los menús. Pero podría ser peor: al café se le pueden añadir ingredientes tan inesperados como el huevo o la mantequilla. Y hay lugares del mundo que no pueden resistirse a combinarlo con puré de calabaza. ¿No te atrae? ¿Y si te decimos que puede convertirse en tu cóctel preferido? Estos son algunos de los acompañamientos más curiosos de esta bebida. Atrévete a probarlos.

Café con huevo

Conocido como ‘Escandinavian Coffee’ o ‘Lutheran Church Basement Coffee’, parece ser que es una mezcla original del Medio Oeste de Estados Unidos, muy popular entre los estadounidenses de origen escandinavo. Se elabora mezclando café molido con un huevo crudo batido (en algunas recetas incluso echan la cáscara), que se añade al agua hirviendo y luego se cuela. Pero existen otras versiones: «El ‘eggnog latte’ es una bebida con base de café ‘espresso’ y leche batida con huevo y azúcar. Es tradicional de los países anglosajones en la época de Navidad y, en ocasiones, le ponen algún licor”, explica Pablo Caballero ganador del Campeonato de España de Baristas 2016. En Vietnam, sobre todo en Hanói, el Cà Phê Trứng se prepara con la yema, azúcar, leche condensada y café de variedad robusta.

Café con sal

Quizá lo primero que pienses es que este mejunge se ha utilizado desde siempre como método para vomitar. Y es cierto: «Sobre el café solo, la sal oculta su dulzor y lo vuelve bastante desagradable”, asegura Caballero. Pero sigue leyendo: echar una pizca de sal en café molido o en grano, es decir, antes de su preparación, reduce la amargura y potencia el sabor, según un estudio publicado en ‘Nature’. Añadirlo después de molido solo tendría sentido si se echa una pizca sobre la leche para potenciar su sabor.

Café con limón

Ya sea en forma de rodaja o como zumo, se utiliza a veces para aportar un poco de acidez a cafés que por sí solos no la tienen (como los muy tostados o robusta). También se echa para darle un toque aún más fresco a un café con hielo. Eso sí, es un acompañamiento para el café solo: “Si es con leche, podría convertirse en un trago agrio”, recomienda Caballero. A esta combinación se le atribuyen propiedades saludables. Para unos es un remedio contra el dolor de cabeza, para otros acelera el proceso de perder peso (el café solo sí, porque quema grasa y aumenta la tasa metabólica), pero nada de esto está comprobado científicamente. «Desde el punto de vista nutricional, añadir limón al café no solo no supone ningún problema, sino que aportamos nutrientes extra como vitamina C, potasio, ácidos orgánicos y fibra soluble», aclara Cangas.

Café con mantequilla

Durante un tiempo se puso de moda en Estados Unidos mezclar la mantequilla con café y aceite de coco. Este combinado conocido como ‘bulletproof coffee’ (café a prueba de balas), ha sido inventado y patentado por un emprendedor estadounidense (Dave Asprey), que ha montado todo un negocio en torno a la receta, con libro incluido: la vende como un brebaje para hacer dieta y perder peso, sin ninguna base científica. Para el barista Pablo Caballero, agregar una pequeña cantidad de mantequilla (de calidad) a un café filtrado puede funcionar: “Aporta un sabor interesante, no perjudica los beneficios antioxidantes de la bebida y, al aumentar el contenido calórico, da más energía”. Pero antes de lanzarte a probarlo, ten en cuenta que “es un ingrediente muy rico en grasa saturada y que también lleva sal”, advierte el nutricionista Cangas.

Café con puré de calabaza

Sí, café con calabaza. El ‘pumpkin spice latte’ se vende masivamente en Estados Unidos durante el otoño. Básicamente, consiste en un café con leche endulzado y especiado con nuez moscada, canela, puré de calabaza y clavo. Aunque en Internet se encuentran distintas versiones para elaborarlo en casa. Este alimento aporta fibra soluble, potasio y carotenoides.

Café con tónica

El ‘espresso-tonic’ se ha popularizado en los últimos años en las cafeterías más sofisticadas de todos los rincones del mundo. “Se trata de un vaso lleno de hielos y tónica sobre el que se sirve un café solo o doble. Es una bebida bastante equilibrada y fresca, pues combina dulzor, amargor y acidez. Perfecto para verano”, detalla Pablo Caballero. Aunque, ojo, mejor que el refresco sea sin azúcar.

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